jueves, 18 de noviembre de 2021

La Olivarda (Dittrichia viscosa)

A comienzos de septiembre los bordes de los caminos se engalanan con las flores amarillas de la Olivarda, una planta perenne, pegajosa, de fuerte olor y con muchas buenas cualidades. Por ejemplo, alimenta a muchas orugas de mariposas. También alberga un montón de fauna, es por ello que se planta cerca de los cultivos para ayudarlos con las plagas que los asolan.

Resiste condiciones extremas de calor y de falta de agua, creciendo en suelos secos y pobres de auténtica pesadilla para otras plantas. Es una especie pionera, una colonizadora estupenda que florece cuando han pasado todos los calores del verano. 

Sus tallos pringosos se cuelgan del techo para atrapar moscas y se esparcen por los establos para repeler a las pulgas. Pero la Olivarda tiene otros muchos usos: aromatiza licores, se ha fumado, corta hemorragias nasales introduciendo sus hojas en las fosas nasales, cura heridas y trata trastornos circulatorios o respiratorios. Sus ramas se metían en las cajas de patatas para evitar que se grillaran, que sacaran tallos. 

Fuente: APARICIO, R./BARBA E. Una flor en el asfalto. La vida de las hierbas urbanas contada por ellas mismas. Editorial Tres Hermanas.




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