miércoles, 29 de junio de 2022

El cielo en verano

Con un grupo de 35 alumnos del CEPA El Inestal clausuramos la pasada noche el curso 2021-22 explorando el cielo de verano, actividad enmarcada en nuestra oferta educativa Bosque-Escuela El Inestal. Más y mejor en el curso 2022-23.

 

domingo, 26 de junio de 2022

El cuajaleche (Galium verum)

En el campo de cereal que hay detrás de nuestro centro ha crecido el cuajaleche o la hierba sanjuanera, como también se la conoce, ya que esta planta está en su máximo apogeo hacia el 24 de junio. El Galium verum se ha empleado tradicionalmente para cuajar leche y hacer queso. También se ha empleado para curar quemaduras, desinfectar heridas y tratar enfermedades urinarias.


sábado, 25 de junio de 2022

Botánica cercana

Autor: J. Ramón Gómez Fdez.

Ilustraciones. Cristina Losa Araújo

Prólogo: Rafael Serra

Formato: 17X24 cm

Tapa blanda con solapas

338 páginas

Editorial Tundra

Numerosas fotografías a todo color

Cada una de las hierbas que surgen a nuestro alrededor guarda grandes historias. Tal vez, una biología sorprendente, unas astutas estrategias o unas olvidadas tradiciones. Estas plantas, que surgen de forman espontánea en nuestras ciudades y pueblos, tristemente han dejado de percibirse. Muchas, en otro tiempo no tan lejano, fueron vitales para nuestra supervivencia. Sin embargo, hoy han sido relegadas al olvido, y a pesar de su cercanía, no conocemos ni tan siquiera sus nombres.

Una flora espontánea que se infravalora, e, incluso se desprecia, a pesar de su delicadeza. Y ello simplemente porque el hombre no ha dado su consentimiento. Y es que, además, son especies atractivas que aportan belleza en cualquier entorno. Su rebeldía introduce la naturaleza y los ciclos naturales en muchas ocasiones perdidos.

Pero no nos olvidemos que su aparición permitirá la vuelta de los insectos, tras ellos las aves y, estos a su vez, atraerán a otras especies.

«LAS HIERBAS ESPONTÁNEAS GUARDAN EN SU MEMORIA EL BOSQUE DORMIDO QUE SE ESCONDE EN LA CIUDAD»

La Achicoria (Cychorium intybus)

Todos hemos visto alguna vez esta bonita flor azulada que aparece en nuestros campos a finales de la primavera y muchos saben que es la flor de la achicoria. Pero el caso es que lo que vemos en estas fotos no es una flor, sino varias pequeñas flores (inflorescencias) rodeadas de unos falsos pétalos que los botánicos llaman lígulas. Este azul luminoso resulta muy atractivo para las abejas pero, como ocurre con otras especies de las familias de las compuestas, los polinizadores deberán ajustarse a sus estrictos horarios. La achicoria tan solo mostrará sus flores en los momentos más favorables del día, eludiendo el rocío y la lluvia y para ello emplea las lígulas como protección. De esta forma las inflorescencias se dejan al descubierto a primera hora de la mañana para volver a encerrarse bajo las lígulas cuando el sol comienza su descenso; un día nublado será tiempo de descanso, evitando su apertura durante toda la jornada. De esta forma el valioso polen no se dispersará inadecuadamente por el agua y otros agentes indeseados. 

A pesar del sabor amargo de sus hojas -debido a la intibina, que disuade a los depredadores- en épocas de carestía se ha consumido como verdura, para lo que se concinaba perdiendo toda aspereza. Su consumo no debe extrañarnos pues en la actualidad se comercializan las endivias o achicorias de Bruselas, variedades seleccionadas para obtener los conocidos cogollos blancos, forzados a crecer en la oscuridad, lo que evita su amargor. Una práctica que ya realizaban los árabes y que ha continuado hasta nuestros días. Otro uso común ha sido como sucedáneo del café, el llamado "café de los pobres". Para ello se recogen durante el otoño sus raíces, una vez finalizada la floración. Su preparación es sencilla, tras su secado, se trocean, tuestan y muelen para filtrarse de igual forma que el café. 

La achicoria también ha sido empleada por el hombre como amuleto. Se decía que tenía el poder de luchar contra los conjuros de las brujas y las nergías negativas. Esa creencia se mantuvo hasa bien entrado el siglo XVII, añadiéndole otros beneficios protectores contra las balas, las dagas o incluso el fuego. Para ello se recolectaba en la Noche de San Juan, de rodillas, arrancándola muy despacio, pronunciando por res veces la palabra tetragrámaton. Esto lo hacían todos los hombres del pueblo junto con el cura. Todo en silencio, arrancando una achicoria tras otra, para después repartirlas y guardarlas en casa envueltas en paños blancos y límpios, que no hubieran sido usados nunca para otro fin. 



viernes, 24 de junio de 2022

Aves de la Sierra de Gredos - El Hostal Almanzor

En menos de noventa minutos, saliendo desde Peñaranda de Bracamonte y pasando por Piedrahíta y el bonito puerto de Chía, nos podemos plantar en Navarredonda de Gredos, localidad abulense donde se encuentra el Hostal Almanzor, también conocido como el hotel de los pájaros, un alojamiento con excelente cocina, habitaciones con sonido directo de rapaces nocturnas y un cómodo escondite desde el que poder obervar y fotografiar con toda tranquilidad un montón de especies de aves como las que podéis ver aquí abajo.

Situado a casi 1600 metros de altitud, en la vertiente Norte de la Sierra de Gredos, entre el Parador de Gredos y el pueblo de Navarredonda de Gredos, el Hostal está enclavado en un paraje rodeado de naturaleza, con parking propio, jardines y terrazas con espectaculares vistas.

Por otro lado, una de las rutas más bonitas y fáciles que se pueden hacer en esta zona es la de las fuentes del nacimiento del Río Tormes, os la recomendamos. 




Milano negro


Verderón


Verderón


Verderón


Pinzón vulgar


Piquituerto


Piquituerto


Piquituerto


Piquituerto


Pinzón vulgar


Pinzón vulgar


Pico Picapinos


Pico Picapinos


Milano negro


Herrerillo capuchino


Herrerillo capuchino


Herrerillo capuchino


Herrerillo común


Gorrión común hembra


Gorrión chillón


Gorrión común macho


Carbonero garrapinos joven


Carbonero cmún


Arrendajo euroasiático


Arrendajo euroasiático


Abubilla


Ruiseñor pechiazul


Verderón serrano


Jilguero

Sedum album (Uva de gato)

La uva de gato es una hierba perenne que vive muchos años. Se asienta en sitios de lo más inhóspito: cunetas de carreteras, vías de tren, cornisas, muros de cemento. En las ciudades es una experta funambulista y se encarama a balcones y tejados, y así la podemos ver de camino al CEPA El Inestal. 

Sus hojas son carnosas, lo que la convierte en una planta suculenta. No es que esté buenísima, es que se las ha ingeniado para acumular agua y nutrientes en alguna parte de su cuerpo. Igual que hacen los cactus, por ejemplo. A las suculentas también se las llama plantas crasas. 

Cuando llega el verano, en lo peor de la calorina del estío, sus hojas pierden una gran cantidad de agua. En consecuencia se pone de un tono rojizo anaranjado. Si la planta siente que se empieza a deshidratar por la falta de lluvias, cambia su modelo de fotosíntesis. En vez de mantener los estomas abiertos durante el día, que son las horas de mayor deshidratación, los cierra por completo. Sólo los abrirá cuando llegue la noche. Su pariente el ombligo de Venus comparte esta estrategia con la uva de gato. 

Dentro de los variados usos que se le ha dado está el de curar las heridas cutáneas, ya que es cicatrizante y limpiadora de impurezas. Además sus hojas se han comido como aperitivo. 

Existe la superstición de que tocar esta planta da buena suerte, cosas que no sé si es cierta, pero sí que es verdad que sus hojas tienen un tacto muy agradable. 

Texto: Una flor en el asfalto. Raquel Aparicio y Eduardo Barba.




 

viernes, 10 de junio de 2022

Los pardillos del CEPA El Inestal

Las aves más emblemáticas de nuestro centro son los aviones comunes -que llegan en primavera y se van apenas comenzado el nuevo curso- y los pardillos, que nos acompañan todo el año. 

A mediados de abril los pardillos comienzan a construir el nido en el gran seto de arizonia. Se trata de una verdadera obra de arte, que construyen con hierbas finas, cortezas de árbol, musgo, pelos de animal, raicillas, borra de cordero, etc. El interior de la copa lo forran con vilanos de diente de león y plumón.

La puesta por lo general es de cinco huevos, pero puede ocurrir que sean cuatro o incluso seis. La incubación la lleva a cabo únicamente la hembra, mientras el macho pasa prácticamente toda la jornada cantando en los alrededores del nido. Esto es raro, porque sus estrofas descubren la presencia del nido a las urracas. El gato del conserje también está al acecho. Aunque esto no es óbice para que cada curso salga adelante un buen número de nuevos pardillos. 

El macho luce una intensa coloración roja sobre el pecho durante el periodo reproductivo. De hecho, ese color está ya presente en invierno aunque no tan destacado. 






Nuevas generaciones

El jardín del CEPA El Inestal está siendo testigo estos días de junio de los primeros pasos de los pequeños colirrojos tizones y jilgueros. No todos salen adelante, lamentablemente un pequeño jilguero pereció el otro día bajo las ruedas de un coche. Hoy otro se ha metido en un despacho por una ventana abierta y se ha debido golpear contra un cristal al intentar salir, porque estaba algo atontado cuando lo hemos encontrado. Lo hemos dejado en una rama del Pyracantha y parecía recuperado, porque ha salido volando al poco de estar un rato a la sombra. Hacemos lo que podemos para ayudarles, sobre todo en estos días de tanto calor en el que un pequeño charcho mantenido artificialmente es un verdadero paraíso para ellos. 




domingo, 5 de junio de 2022

Un árbol


Oryctolagus cuniculus

No es raro ver a un conejo forrajeando en los alrededores del CEPA El Inestal, así que, aprovechando la foto que pudimos sacarle a uno el otro día, vamos a aprender algo de esta especie tan emblemática de la Península Ibérica.

Oryctolagus cuniculus es su nombre científico. El nombre genérico "Oryctolagus" es una palabra compuesta proveniente del griego y formada por (oryktos) que significa "excavado" y (lagos) que significa liebre, es decir, "liebre excavadora", por la costumbre del conejo de excavar las madrigueras en donde vive. El nombre específico "cuniculus" provienen del latín (cuniculus) que significa "galería subterránea" haciendo alusión a ese patrón de conducta, ya citado, de excavar sus madrigueras.

Su nombre vernáculo, conejo, proviene del término íbero "kyniklos" (kΰνιkλoς), que después derivó al término latino "cuniculus", y al español "conejo".

Era abundante en el paleolítico, a juzgar por los restos descubiertos en la Península Ibérica. Aunque suene raro, el conejo era un animal desconocido para los griegos y romanos de la Antigüedad que visitaron la Península Ibérica.