martes, 18 de abril de 2023

Los gorriones

El pasado 20 de marzo se celebró el Día Mundial del Gorrión, dedicado a estas aves cada vez menos comunes y que, pese a ser nuestros más cercanos emplumados en las ciudades, están sufriendo uno de los más drásticos descensos poblacionales. Cuando hablamos de gorriones, se nos suele venir a la cabeza el gorrión común (Passer domesticus), que anida en cualquier recoveco de nuestras ciudades y lidia con las palomas por las migas de pan con las que los agasajamos en los parques, pero es importante conocer que en España contamos con cinco especies diferenciadas de gorrión: el gorrión común, el molinero, el moruno, el chillón y el alpino. Curiosamente, aunque todos se denominan "gorriones", solo tres son del género Passer, mientras que los otros dos poseen géneros diferenciados.

El gorrión común (Passer domesticus) es una de las aves más cercanas a nosotros ya que es residente de nuestras ciudades y omnipresente en parques y terrazas, donde se muestra atrevido en busca de cualquier resto de nuestros desayunos. Las ciudades no serían lo mismo sin estos incansables "saltarines" y su inconfundible canto monosilábico. Hoy en día todavía podemos verlos prácticamente en la totalidad de las urbes españolas, pero se encuentra terriblemente amenazado por cambios urbanos que nos hacen temer un futuro similar al de Londres, donde la población de esta especie se ha visto menguada un 71%, dando casi por extinta esta familiar ave en la capital inglesa.

Morfológicamente, el gorrión común macho tiene el píleo gris, es decir, una característica boina de ese color, que acompaña con un babero oscuro, rasgos acentuados en época de cría. Tiene un marcada dimorfismo sexual que diferencia hembras de machos, careciendo ellas de boina y garganta coloreadas, manteniendo los tonos ocres por todo el plumaje.




Fuera de las ciudades y el bullicio urbano, el gorrión común empieza a dejar paso a su primo de campo, el gorrión molinero (Passer montanus). Esta especie tiene apetencia por zonas de cultivo y bosquetes cercanos al hombre pero fuera de zonas de influencia de ciudades. Presenta una caracteristica manchita en las mejillas de color negra que lo diferencia del común, además no presenta dimorfismo sexual aparente, por lo que hembras y machos son iguales o muy similares. Posee un pico menos robusto y el babero de menor tamaño.

Aunque hablamos de una especie presente en toda la Península, la encontramos en mayor número en la zona de Levante y Cataluña, así como ambas Mesetas. También se encuentra en Baleares y la isla de Gran Canaria, pero falta o es muy raro en los territorios de Ceuta y Melilla.



La tercera especie de gorrión, el gorrión moruno (Passer hispanoliensis) me parece la más bonita, sobre todo los machos y especialmente en época de cría. Poseen un barrado negro por el pecho y vientre, con estriado vertical, lo que los hace inconfundibles con otros machos de gorriones, así como un píleo marrón/rojizo y unas mejillas de un blanco puro que impiden la equivocación con cualquiera de sus dos "primos" anteriores. Las hembras ya son otro cantar, pues son muy similares a las de gorrión común, lo que las hace, a veces, imposibles de diferenciar. Es fácil verlo en zonas húmedas, fuera de núcleo urbano, formando numerosos bandos, sobre todo en invierno. Presenta un comportamiento menos "humanizado" que el común.



La cuarta especie, el gorrión chillón (Petronia petronia), tiene una curiosidad ya que su nombre cientificico nos da una pista de que nos encontramos frente a un ave diferente, en aspecto y constumbre, pues es menos apegado al ser humano que los tres anteriores. Los adultos presentan una pequeña mancha amarilla en la garganta, y la ceja blanca bien diferenciada. Al igual que el moruno, forma grandes bandos fuera de la época de cría, y suele moverse por habitats áridos, rocosos o montanos. En sus zonas de acción, es fácil verlo en roquedales verticales, incluso acantilados marinos.




El gorrión alpino (Montifringilla nivalis) es, de todos los gorriones de España, el que presenta una distribución más localizada. Por su nombre científico podemos saber también que no estamos ante un miembro de pleno derecho de la familia Passer, y sus diferenciaciones son claras. Fácil de distinguir por su abundante plumaje blanco, que domina su zona ventral (algo menos puro en verano), así como su cola blanca a excepción de las rectrices centrales que son negras. Posee un dorso marrón y la cabeza con un tono más grisáceo. Aparece de forma fragmentada en altos macizos montañosos, por encima de los 1.800 metros de altitud, en el Pirineo central (Huesca, Lérida y Navarra) y la zona oriental de la Cordillera Cantábrica (Asturias, León, Cantabria y Palencia).

lunes, 17 de abril de 2023

El Lamio y la Fumaria

La Fumaria officinalis se llama así porque su zumo se empleaba para provocar el lagrimeo y eliminar así la visión borrosa, que es como un humo que nubla la vista. Esta es una planta que prospera en suelos muy pobres, pero también es una escaladora nata puesto que se encarama fácilmente a los muros viejos de ladrillos. Puede crecer de manera continua y lenta en los meses más fríos del año e incluso a temperaturas muy bajas. Tiene unas hojas de un bonito tono glauco muy divididas, al estilo de la zanahoria o el perejil. Las flores son rosadas, fucsias o violáceas. Aparece principalmente en primavera aunque también en otras estaciones. No atrae a muchos polinizadores pero esto no es necesario ya que la Fumaria tiene la capacidad de autofecundarse. Cuando arraiga en sitios muy umbríos, sus flores se colorean de tonos más pálidos, incluso blanquecinos. 


El Lamium amplexicaule, conocido popularmente como Lamio o Zapatitos de la Virgen, es una planta del género de las lamiáceas, llamadas así porque tienen el tallo con cuatro lados o láminas, por lo tanto, sus primas son las mentas y las hierbabuenas. Es una de las primeras plantas que florece en el jardín de nuestro centro, de hecho lo hace en enero. Esto no solo es algo maravilloso a la vista sino que también lo es para los insectos, que en esa época empiezan a revolotear y no cuentan con tanto alimento como desearían. Esta es una de las plantas a las que las hormigas ayudan a llevar más lejos sus semillas. Para pagarles el transporte, el Lamio las ha equipado con un pequeño eleosoma, que es un apéndice muy nutritivo que a ellas les fascina zamparse. Comida a cambio de reparto, un mutualismo delicioso.