Verdaderamente diminuto el carbonero garrapinos (Periparus
ater) llama enseguida la atención por la cabeza desproporcionadamente grande respecto al tamaño del cuerpo y la cola muy corta. La parte superior de aquella es
negra, quizá con un ligero matiz azulado y en la nuca se ve mucho una mancha
blanca tan característica que, aparte del tamaño menor del pájaro, es el mejor
rasgo para distinguirlo de otros páridos que tienen la cabeza negra
Habita muy frecuentemente en pinares y bosques de coníferas, en los que busca incesantemente los insectos de los que se alimenta, por esta razón recibe el apellido de "garrapinos", que podría estar formado por la unión de pino y garrapiñar, voz procedente del supuesto latín vulgar carpiniare, derivado a su vez del latín culto carpere (=arrancar), es decir, "el carbonero que arranca (insectos) de los pinos".
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