lunes, 17 de abril de 2023

El Lamio y la Fumaria

La Fumaria officinalis se llama así porque su zumo se empleaba para provocar el lagrimeo y eliminar así la visión borrosa, que es como un humo que nubla la vista. Esta es una planta que prospera en suelos muy pobres, pero también es una escaladora nata puesto que se encarama fácilmente a los muros viejos de ladrillos. Puede crecer de manera continua y lenta en los meses más fríos del año e incluso a temperaturas muy bajas. Tiene unas hojas de un bonito tono glauco muy divididas, al estilo de la zanahoria o el perejil. Las flores son rosadas, fucsias o violáceas. Aparece principalmente en primavera aunque también en otras estaciones. No atrae a muchos polinizadores pero esto no es necesario ya que la Fumaria tiene la capacidad de autofecundarse. Cuando arraiga en sitios muy umbríos, sus flores se colorean de tonos más pálidos, incluso blanquecinos. 


El Lamium amplexicaule, conocido popularmente como Lamio o Zapatitos de la Virgen, es una planta del género de las lamiáceas, llamadas así porque tienen el tallo con cuatro lados o láminas, por lo tanto, sus primas son las mentas y las hierbabuenas. Es una de las primeras plantas que florece en el jardín de nuestro centro, de hecho lo hace en enero. Esto no solo es algo maravilloso a la vista sino que también lo es para los insectos, que en esa época empiezan a revolotear y no cuentan con tanto alimento como desearían. Esta es una de las plantas a las que las hormigas ayudan a llevar más lejos sus semillas. Para pagarles el transporte, el Lamio las ha equipado con un pequeño eleosoma, que es un apéndice muy nutritivo que a ellas les fascina zamparse. Comida a cambio de reparto, un mutualismo delicioso.

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